What the Bible says about light and seed

The True Light "In him, (the Lord Jesus) was life, and that life was the light of men. The light shines in the darkness, but the darkness has not understood it. The true light that gives light to every man was coming into the world,…the world didn’t recognize him." John 1:4,9.

The Good Seed and the Weeds “The kingdom of heaven is like a man who sowed good seeds in his field. But while everyone was sleeping, his enemy came and sowed weeds among the wheat and went away. Matthew 13:24,25.

Thursday, May 17, 2012

SALMO 116

SALMO 116

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Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; Porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días. Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma. Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios. Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó.

Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien. Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar. Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes. Creí; por tanto hablé, estando afligido en gran manera. Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso.
¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová. Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo. Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; tú has roto mis prisiones. Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová. A Jehová pagaré ahora mis votos delante de todo su pueblo, En los atrios de la casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya.

¿Cómo podemos pagarle al Señor por todos sus beneficios para con nosotros? Él no necesita nada de lo que nosotros tenemos. No podemos comprarle un regalo ni darle dinero. Tampoco podemos hacer ningún proyecto especial para Él, como lavar Su automóvil o pintarle la entrada principal de Su casa.

Una vez alguien le preguntó al Profeta Miqueas qué le debía traer al Señor. ¿Holocaustos? ¿Millares de carneros? ¿Diez mil batos de aceite? ¿Qué tal mi hijo primogénito? La respuesta de Miqueas fue tan simple como exacta: “Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:6-8). Dios no está interesado en lo que le traemos, sino en cómo es que vivimos.

“Hacer justicia”. Tratar a las personas honestamente. No aprovecharse de ellas. Apoyar a aquellas personas que no lo pueden hacer por sí mismas. Decir la verdad, aun cuando eso no sea lo más popular.

“Amar misericordia”. Celebrar cuando alguien sale favorecido en algo. Agradecer al Señor por salvar a las personas que no lo merecen, aun si no le gustan a uno en particular. Y aun si son nuestros enemigos.

“Humillarte ente tu Dios”. Reconocer quién es el Socio Principal en nuestra relación. Consultarle absolutamente todas las cosas. Obtener Su permiso antes de poder actuar. Cultivar una actitud de agradecimiento. No temerle a nada, orar por todo, y ser agradecido en todo.

Recordemos que somos el cuerpo de Cristo. Y eso no solamente es cierto en el sentido espiritual. Durante la Era de la Iglesia, literalmente somos Sus ojos y oídos, Sus brazos y manos. Cuando Él quiere ayudar a alguien más, nos usa. Cuando necesitan consuelo son nuestros brazos con los que Él los abraza. Cuando están caídos y no pueden levantarse, Él toma nuestras manos para levantarlos. Cuando lo buscan porque los están persiguiendo y les hacen injusticias, es con nuestros oídos con los que Él los escucha. Cuando Él está buscando a alguien a quien bendecir, es con nuestros ojos con los que Él ve. Cuando Él quiere enjugar las lágrimas de los ojos de ellos, es con nuestras manos con las que Él sostiene el pañuelo. A través nuestro, Él alimenta al pobre, consuela al enfermo, le da abrigo a quienes no tienen casa, defiende la causa de los huérfanos, implora la causa de la viuda, etc., etc.

“En cuanto ustedes lo hicieron a uno de estos mis hermanos más pequeños, dijo Jesús, a mí me lo hicieron” (Mateo 25:40). Después de todo, sí podemos darle algo.

Traducido por Walter Reiche B.
walterre@racsa.co.cr

1 comment:

  1. las palabras del Señor siempre son reconfortantes algunas, a ver si las ponemos en práctica.

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